Nicolás Copano 24/7

ADIOSBARRIOROJO
Nicolás Copano, La Nación Domingo


Ojo con la nota de zona.cl/medium, con los momentos bizarros del programa

El 12 de julio se muere "Rojo", aunque todos cachamos que la cosa en realidad se acabó cuando Rafael Araneda dio el astuto paso al lado. Martín Cárcamo se prendió fuego a sí mismo asumiendo un buque que se caía a pedazos y al cual la gente no le dio una nueva oportunidad. En un año del cual todos ya estamos chatos, entre las protestas, el sufrimiento de pueblos enteros por culpa de volcanes y los cambios truncados en promesa desde hace 17 años, la gente no quiere ver reclamos contra un jurado de adultos porque "no les gustó cómo cantaba, cómo bailaba".

La banalidad retrocede. Los fan clubs se han vuelto grupos de Facebook sin presencia en el mundo real, llenos de gente que quiere salvar las ballenas con un clic. En ese contexto, el grupo No a la LGE es mucho más popular que los fanáticos de Marito Guerrero. "SQP", sin Villouta ni Jiles, es una triste sombra de lo que alguna vez fue; en "Primer plano" hay más chistes que farándula, y hasta la Kmasu se cierra.

Lo que "Rojo" tenía y el resto de la programación de TVN carece más bien por un asunto político es de realidad. Un niño amanerado que financiaba la vida con su madre bailando y era capaz de todo por fama (Nelson Mauri), una bella chica adoptada (Daniela Castillo), una inmigrante ambigua que se siente sola (María Jimena). Temas que el denominado canal de todos pasa por alto en su programación y, a lo más, caricaturiza en sus teleseries. Porque, irónicamente, el fuerte de TVN es la ficción, y eso al parecer se traspasa al sonsonete de Amaro Gómez-Pablos y al halcón de Camiroaga. Esa fórmula, mezclada con el rollo del talento, se acabó el día en que los jugadores triunfaron.

Eran gente con historia. Araneda no era un animador, se autodenominaba tío. Los aconsejaba, los adoptaba y, como Passalacqua alguna vez relató al mundo, les decía "los niños con las niñas", para armar un mundo de moral Disney. Conflictos peterpanescos. Y la vieja en la casa lloraba mirando cómo los pobres críos sufrían cada vez que veían cerca la posibilidad de salir de competencia y olvidarse del sueño de ese departamento caro y bien ubicado desde donde podrían mirar toda la ciudad. Una solución parche para salir adelante en un país de diferencias sociales grotescas.

En "Rojo", como en gran parte de la televisión, no hubo crítica. La experiencia de los viejos estandartes se asumía como la verdad. Cada vez que un participante de "Rojo" respondía a lo que le decían los jurados, el público era inmediatamente llamado a abuchear. Pero Chile cambió. La gente está choreada. La caída de "Rojo" y el auge de espacios como "Amor ciego" marcan cierto fin de etapa en la mente de muchos televidentes. "Rojo", sus discos, galas y bailes eran una justificación valórica a tanto moco tendido, tanta humillación, tanto barrio rojo sin sentido. Niñitas de La Florida con alta concentración de hormonas mostrando sus partes, como Maura. Guagüitas llorando porque no habían comido mientras sus papás les obligaban a seguir cantando de pueblo en pueblo, como Christell. Pero era una "oportunidad". Eran "esforzados". Y por eso se les perdonaba. Pero ese esfuerzo se fue agotando en cuanto consiguieron su objetivo. Los desconocidos se volvieron famosos. Los cantantes de kermesse grabaron discos. Ya no hay nada más que contar. "Amor ciego" tomó la batuta; ya no se necesita talento. De hecho, lo que está de moda es no tener absolutamente ninguno, como Edmundo. La moral YouTube mató a "Rojo". Más desafinado que ninguno, "Jaboneo", el tema del pokemón del dating show, supera todo los esfuerzos de los últimos participantes. Tal vez habría sido mejor, como estrategia, poner a los peores a participar para que todo Chile se riese, como en "El Factor X", de España, o los castings de "American Idol". Un barrio rojo hubiese asegurado el buque. Pero eso es demasiada realidad para el canal de todos. LND