Nicolás Copano 24/7

ELESPECIALDELDOMINGO!
A 3 columnas! y un bonus track por ROJO!

Y asi es, nos rechazaron (con Fabrizio, el otro Super Copano Bros.) para conducir ROJO, según El Mer. Raro igual, no teníamos idea, pero siempre es divertido estar en boca de ejecutivos locos. El que sigue en carrera es Martin Carcamo (un capo) asi que no miraron mucho para el lado, lo cual es un halago. En todo caso, nadie hubiese perdonado que luego de lanzar basura terminasemos animando el espacio busca talentos: tranquila población. El 2008 sigue CANAL COPANO con todo renovado y nada renovado a la vez: por que en la tele, los grandes, hacen durante años lo mismo. Es la unica lección que se puede sacar para mantener el sueldo!

Aca van mis notas de las últimas semanas. Fui a baires a cubrir Arctic Monkeys para la Rockandpop. Hay videos en www.twitter.com/copano y audios. Asi que pasen.

Les dejo con las columnas. Conoci a Pergolini y sigo feliz. Tambien tengo una foto con Juan Di Natale y el Mini de Duro de Domar. Estoy con el Pumba esta mañana en un Starbucks rodeados de MILFs. La vida no puede ser mejor.

TANSUSCEPTIBLE
La Nación Domingo, 28 de Octubre de 2007, Por Nicolás Copano




"Uno siempre vuelve a ser el fan de la puerta", pienso mientras, aprovechando mi poco tiempo libre en Buenos Aires cruzó la puerta de Rock & Pop de Argentina y espero a Mario Pergolini, el mítico conductor de "CQC" en ese país. Yo soy de los que habla con la gente postprograma, porque fui de ahí. Pasa que retorné a Buenos Aires como corresponsal, post "Duro de domar" versión chilena (acabo de ir ayer al estudio y tuve una sensación de pena terrible, como cuando uno ve a una ex novia embarazada). Me vine un poco para escapar de la sodamanía a la mismísima ciudad de la furia y un poco para cubrir el show de Arctic Monkeys, generando un twitter (twitter.com/copano) con móviles vía YouTube, GoEar y Flickr para mi radio, la rocka chilena. No deja de ser raro volver a ser anónimo en una gran ciudad, tal como a los 15, cuando le mentía a mi vieja para ir a dejar "top fives" a la productora del "Caiga" chileno en vez de estudiar para las pruebas de matemática.

Igual me miran las adolescentes (¿o será que yo las estoy mirando a ellas de puro caliente?) y drogo mi ego pensando en que soy el Don Francisco de la web 2.0. Pero nada, es mentira. Aquí no conozco a nadie, igual que en Santiago, pero allá saben de mí, como dice Charly García. Lo único que extraño de casa es estar en el aire, hablando. Mi amigo Álbaro (sí, con B de barza, un experto en colarse y entrevistar a estrellas y poderosos inalcanzables) está al lado mío con su cámara, entregándome consejos y alentándome a meterme al estudio a la mala.

"Copa, no puedes hacer eso", me reta, después de que, con tono apocado, le explico al guardia enemigo número de uno de todo joven entusiasta mi calidad de fanático. Como pidiendo disculpas, a lo chilensis. "Tienes que ser seguro, mostrar tus trofeos como empresario, panadero, conductor, mono de circo, líder juvenil y todas esas huevadas. Aprovechá. Si no, estarías arriba ahora". Siento pena teen, como la de los fans de My Chemical Romance. Pero no desespero. Igual descubro uno de los genes básicos del buen comunicador: uno es, al fin y al cabo, un inseguro de mierda. No puedo hilvanar una sola palabra bien allí dentro. De verdad me daría vergüenza que mis amigos me escucharan asustado. Me siento un poco en pelotas. Más bien, pelotudo.

Pero aquí estoy, de cero en Baires. Ya di una vuelta por la Fox y por Turner. Veo una escalera. Y, cagado de susto, subo sin que el guardia me detecte. "Sigue la voz", dice Álbaro. Y me siento en esa escena de "Promedio rojo" en que el protagonista camina en cámara lenta. Y no sé cómo, pero veo el gran ventanal (que he visto mil veces en la página web) y están ahí. Los animadores del programa de radio de Pergolini, en carne y hueso. Y está Catupecu Machu, que acá entrevisté mil veces. Y estoy en la producción con Nacho Goano (al que le cuento de cómo llegue y se ríe, revisando mails). Frente a mí hay un pequeño cuarto con el radiocontrolador, y más allá otro compartimento, con dos locutores y guionistas. Después de esos vidrios está la mesa. Es una orquesta gigante. Y todo me parece nuevo, como cuando iba a la radio o a los canales a esperar a mis ídolos. Lo bueno es que todos los que admiré trabajaron o trabajan conmigo, y de todos saqué buenas y malas lecciones. Esta es la misma vieja sensación hasta que aparece el guardia y amenaza con echarnos a patadas a Álbaro y a mí, con quien simulamos no cachar de qué habla. "¡Se están haciendo los pelotudos, hijos de puta, fuera de acá o les rompo el orto a patadas!", grita. Como en esos programas argentinos graciosillos, pero en serio. Ahora estamos afuera. No tendré ni un diálogo. Perdí. Game over. Muy divertido, aunque sin recuerdo. Loser.

Pero me salvo. Aparece Mario y cruzo la puerta sin susto para dialogar con él. Tiene onda conmigo, porque me vio entrar al estudio. Le cuento quién soy. "¿Moraleja?", se ríe y responde. "Nada, las gracias por la inspiración". Le comento de un par de amigos comunes y, a full, lo invito a almorzar a mi regreso a Baires. Nos sacamos una foto y nos vamos. Llueve con calor. Álbaro también se saca una foto. Escapamos en taxi. Previo a las elecciones en la ciudad de la furia, mi misión emocional está cumplida. LND

ARGENTINARESIGNADAACRISTINA
EL MERCURIO, REPORTAJES Por Alvaro Farias y Nicolás Copano
Desde Buenos Aires

El pueblo bonaerense -el taxista y el almacenero- está impávido mirando cómo se especula con las elecciones presidenciales. Nadie quiere inestabilidad ni desórdenes. Todos parecen conformarse con eso. Y mientras haya alguien capaz de ofrecer "paso lento, pero seguro", será quien triunfe. La calle opina que no queda otra, que será la Señora K.

ÁLVARO FARÍAS Y NICOLÁS COPANO Desde Buenos Aires Primavera en Buenos Aires y la humedad hace que las pocas pero gigantescas publicidades electorales estampadas en las calles bonaerenses se despeguen en sus bordes. "La primera impresión que ustedes, los chilenos, se encuentran frente a las elecciones argentinas es que el Partido Soda Stereo lleva la delantera", nos comenta entre risas Jorge, el remisero, quien nos traslada del aeropuerto al centro. Y no deja de ser así. "Estamos resignados a que la Cristina gane, y qué le vamos a hacer", declara con ese golpeado y grave tono porteño característico allende Los Andes. La ciudad de Buenos Aires tiene más publicidad del retorno de la mítica banda trasandina y promos de series de cable, que imágenes de los candidatos en juego en las elecciones. Parece que las ocho encuestas que dan por ganadora a la primera dama Cristina Fernández por más del 41,4% de los votos en primera vuelta y el nivel de aprobación de la gestión de Néstor Kirchner desde el 2003 le bajan los humos a Elisa Carrió, a López Murphy y al ex ministro Lavagna, por nombrar a los más destacados candidatos de las elecciones presidenciales de hoy. Tantas son las chances de ganar que abundan las publicidades de los otros candidatos, y de ella, poco y nada. "Para qué va gastar dinero; si ya sabe que ganará, que se lo guarde", comenta al preguntarle por Cristina un policía de Belgrano. El nivel de apatía es sorprendente. Sólo en la Capital Federal, 15 mil de 17 mil convocados a presidente de mesa se niegan a asistir. El nivel de desorganización es evidente. Tanto es el rechazo que incluso obliga a que los que trabajan en el poder judicial se presenten a supervisar el conteo de votos. Los trasandinos parecen ignorar el curso de las elecciones. "Aquí la gente está interesada en cómo les va a los Pumas, los de la selección de Rugby", agrega Ernesto Estela, otro taxista, ex microempresario panadero de la época de Menem, que desde la caída de De La Rúa y la crisis argentina del 2001 se dedica a aplanar el pavimento en su Peugeot. "Nosotros estuvimos en el infierno, la política es un asunto que en realidad no influye en nuestras vidas demasiado. Cuando vivimos la quiebra y pasó cuanto boludo por la Rosada, nos dimos cuenta que en realidad todos operan bajo la lógica del dólar, y si hay plata en la calle, todo bien. El pingüino ordenó la cosa", comenta, sin tanto optimismo, Maria Biasatti, quien opera un comercio de confites en Microcentro. Y por lo mismo, para todos, es ella la única que tiene el gobierno armado y las instituciones a su favor, para sacar a flote a la acogotada clase media argentina. "Es un prepotente. El pingüino y su mujer hablan mucho y no escuchan nada. Lo que pasa es que la gente no recuerda su pasado montonero... La mina ésta -Cristina- sólo imita al marido". Importa más Tinelli que esta elección Cristina Fernández no ha hablado con ningún medio en los meses previos a la elección, al igual que lo hizo su marido en el pasado. Sin participar de un debate televisado con otros candidatos, recién el martes se entrevistó con el programa "A Dos Voces" del canal de noticias TN desde la quinta de Olivos por sólo 45 minutos y dio una entrevista a la radio La Red expresando críticas a la prensa política transandina. Lo cierto es que, este año, el pueblo parece estar más preocupado de las reacciones al show de Tinelli, que de la decisión que se viene. Es jueves. 4 pm. A escasas horas de que se acabe el período de campaña y sólo se ve un camión destartalado de Lavagna paseándose por el obelisco. Nada hace pensar que estamos a dos días de una elección presidencial. "Imagínate que gana otro, queda el despelote, se pelea con todos los poderes y nos vamos al carajo nuevamente", expresa angustiado Jorge Belechi, un joven que se dedica a repartir volantes de night club en plena avenida Corrientes. Fuera de todo el debate y de todos los análisis que se podrían hacer, en Argentina la consigna es: "No más desorden" y bajo esa premisa lo mejor es el continuismo que expresa Cristina de Kirchner. "Además, no hay más opciones", explica el portero de Canal 13 mientras nos acercamos al estudio de "Duro de Domar", la cápsula televisiva diaria de diazepam de los argentinos. El programa más visto antes de las noticias está lleno. Se ríen de sus propias frustraciones. El interés, en todo caso, es muchísimo más fuerte de parte de la prensa internacional que de los electores locales. El mundo se ha movido en masa para observar a la primera mujer elegida democráticamente presidenta en una potencia sudamericana como Argentina. "Esto puede ser antecedente de lo que suceda con Hillary Clinton en la elección norteamericana", dicen algunos. La Señora K da para todo. Incluso el diario OGlobo de Brasil se atrevió a definirla más cerca de Jennifer Lopez, la popular cantante y actriz, que de la clásica candidata. HOLA CRISTINA: No habló con la prensa argentina y casi no participó en actos masivos. Pero el 25 de octubre, la Señora K cerró su campaña en un multitudinario acto en las afueras de Buenos Aires.

RARALACOSA
La Nacion Domingo, 21 de Octubre de 2007, Por Nicolas Copano

Me invitaron al "Diario de Eva" como jurado de un espacio de talentos. Acepté gustoso: quería comprobar en persona cuán variopinto es el público de ese programa, que de ser un "momento emo" para señoras Juanitas se transformó en un show con moralejas liberales para adolescentes. Lo primero que me encontré fue con un chico con un peinado como trasero de pavo real. Luego estuve al lado de una bailarina de Mekano que se pudrió cuando rebatí sólo por joder la tesis de Eva Gómez respecto a que la violencia no conduce a nada. Aparecieron unas modelos argentinas (aclaración: vienen para el Fashion Week, no para el Fachos Week de Moreira), y el reggaeton, y de pronto la tele me tomó de la mano y no me soltó hasta que acabó el programa y me di cuenta de que había hecho unos pasos de baile bastante losers. ¡Pero no me arrepiento de nada! No soy de esos que anda cuidando el peinado y mostrando la marca de zapatillas para hacerme el inteligente.

Es que, pese a los casos delirantes que se presentan como una madre que se ve más pendeja que su hija o la pelea entre dos amigos por un control de Nintendo , Eva Gómez sabe que el suyo es apenas un programa valóricamente incorrecto, en un medio acostumbrado a la discriminación, los chistes sobre peruanos y otras maldiciones de las que la televisión chilena ha profitado en sus 50 años de vida. Es más, me atrevo a decir que en un país donde el 74% de los jóvenes bebe sin control con aprobación de sus padres irresponsables de mierda es un aporte. Una discusión entre dos pokemones, por ejemplo, trataba de que uno "se vestía como gay". La conductora planteó: "¿Cuál es el problema que sea gay?, ¿te acompleja?", y nadie en el estudio se reía como, según yo me acuerdo, hacíamos en el colegio cuando alguien mencionaba algo relacionado con sexo. El aplauso estalló cuando Eva lanzó: "Ya estamos bastante avanzados como sociedad para andar con estas estupideces", y sólo ese disparo bastó para anular horas de intensa imbecilidad en formato de debate acerca de carabineros, detectives, vaqueros y periodistas homosexuales. Yo no había cachado, pero falta más Eva y menos Patty Maldonado. Buena onda.

Es que los que están enquistados en los matinales o los programas más vejetes la tele todavía le habla a gente de 40 años que quiere ver el "Jappening con Ja", y si le dices "Saturday night live" piensan en la película de Travolta son los que más quieren que las cosas sean como antes, cuando los milicos imponían su orden. La mamá de Raquelita que ganó un premio MTV con una canción plagiada a un grupo japonés, lindo el mercado es de esa clase de gente: sale a flote a punta de escándalos y no aporta una sola idea nueva. Cada día detesto más los 80. Lo único bueno de esa época es lo que no habría querido estar ahí, como Los Prisioneros y su crítica. Qué bueno que a The Police le agregaron a Beck: yo iré a ver a este último y luego me iré del estadio. A mí me gusta el Soda con hype, el de los Unplugged. Las vitaminas no faltan. Que ésas se las queden los Pinochet, esos que en esa época eran intocables y ahora hacen que uno se cague de la risa con las miradas tipo lanza que tienen en esas fotos que filtró alguien en Gendarmería. Gracias, internet, por tanta alegría. LND