Nicolás Copano 24/7

Como ser número uno en Google
Por Nicolás Copano, La Nación Domingo 23 de Diciembre



No quiero que lean esto como un manual empresarial, pese a que voy a hablar de que "Canal Copano" un programa de cable, y de un solo cable es la palabra más buscada del año en Google acá en Chile.

Hace exactamente un año yo confiaba en mucha gente, creía que me querían mucho y tenía muchos amigos. Muy pocas veces en la vida me habían cagado excepto un par de minas que se pasaron de listas y trataba de no sentir odio. Trataba de entender por qué la gente incluido yo era torpe, así que había decidido detestarlos en privado pero tolerarlos en el diario vivir, sólo porque amo lo hago. Siempre fui bueno para llamar la atención, y a pesar de que no soy altamente atractivo, ni tampoco un perfecto comunicador, quería tener un espacio. Hacía un segmento en "Rec", de Chilevisión, llamado "El informal", y sentía mi cerebro como esponja seca, por culpa de haber hecho, con otros tipos como yo, los guiones de "Duro de domar". Cuando acabó "Duro de Domar", en la oficina de mi jefe, me dio pena y lloré. Me acuerdo que Diego Gvirtz así se llamaba el tipo me dijo: "A tu edad me pasó lo mismo, cuando a mí me cancelaron Fútbol prohibido sentí lo mismo". Desolación. Porque tú quieres que algo resulte y das la vida por eso. Postergas novias, responsabilidades académicas, ver a tu familia. Es como "El largo camino al éxito", esa canción de Claudio Narea que habla de que sus zapatos no dan más. Uno siente mucho miedo al encontrarse con el fracaso. Y más aún cuando sabe que alrededor de uno comienza el abandono. Y que te pase eso a los 20 años es una mierda. Y ¡plaf!. Ni me avisaron que "Rec" estaba fuera del aire. Ni que mi segmento se acababa. Igual tuve a mi verdadera amiga, la radio, cerca. Pero el golpe al ego es duro. Aunque la televisión sea esa droga llena de fiestas, tetas grandes, sushi y estupidez. Porque el mito es cierto: la tele está llena de gente imbécil. Una vez un tipo de terno me dijo que nunca iba a tener público a menos que me comportase como el Rafa Araneda. Chicos, que no les mientan: esto está todo pensado. Hasta los bonitos peinados son de diseño.

Esta semana me tocó presentar el libro de David Albala, que trata de su propia historia: un emprendedor jugado que un día queda parapléjico. "La silla del director" se llama, y en él cuenta que, cuando se quedó sin lucas, solo y su proyecto agonizaba, un tipo le dijo: "No existe el fracaso, existe el abandono". Y es cierto: los que se olvidan de sus intenciones son los que pierden, siempre. Y cuando uno pierde y se te va pelando el estadio es horrible. Cuando, tiempo después, presenté mi proyecto en Vía X ocurrió lo mismo: creí que tenía un equipo ganador, pero a la primera frustración se fueron todos. Trabajé gratis todo el verano con un productor, y mi gran compañero Pato Cuevas. Llegó marzo, mi hermano Fabrizio apareció de vuelta, diseñé un plan de negocios y cuando nadie apostaba un puto peso, ¡pam! La gente hacía "JiManes" en la calle. Pop. Cuando ningún canal quería compartir sus imágenes, invitamos al público a que subiera los programas enteros. Pam. Ocupamos blogs, YouTube, fotologs y Flickr para interactuar. Pep. Me solté frente a la gente y asumí que tenía que administrar el programa al aire y no ser el otro graciosillo, me olvidé de la comedia Crack. La bola de nieve empezó a crecer. Entendí que la gente iba a la tele a pasarla bien, y que por eso hay que tratarla bien. Me di el tiempo de conversar con el público. Y en medio de todo eso, a pesar de que la mediocridad se pega como chicle, camuflada tras el cansancio, asumí que te vuelves criticable por jugar por más y experimentar. Pero no importa, porque como Steve Jobs dice hay que buscar lo que uno ama y yo amo lo que hago. Ese es el único gran truco para que tu programa sea la palabra más buscada del año en Google.