20071229

PAPELERADERECICLAJE
Por Nicolás Copano, La Nación Domingo 9 de Diciembre


Esta semana, como parte de sus especiales del cuadragésimo aniversario, la revista "Rolling Stone" gringa subió a internet un ejemplar especial gratis, sólo en papel digital, de más de 200 páginas. Llena de publicidad, es una revista diseñada íntegramente para una audiencia acostumbrada a vivir pegada frente a la pantalla, que se puede ojear, leer e incluso imprimir.

Yo mismo me encuentro todas las mañanas con las portadas de papel, pero paso rápidamente a entregar ese material a mis editores: ya estoy acostumbrado, a mis 21, a la colorida definición de mi notebook. En general, los diarios me aburren a menos que tengan cuerpos de reportajes o sean un magazine como éste , ya que todo lo que traen lo estuve monitoreando durante el día con mis dos barras de material sindicado vía internet: una con material de periódicos nacionales e internacionales, y otra con toda la divertida subjetividad de los blogs.

Tengo un amigo que se baja todos los días, con su Apple TV, el "top 10" de videos de YouTube, y hace tiempo ya dejó las suscripciones. Y se trata de un tipo con poder, que factura en dólares, no un simple newsjunkie de mi clase.

Como sea, el escenario de los medios escritos está mutando. En 2008, "The New York Times" dará de baja a buena parte de su plantilla. Y los grandes magnates mediales se reúnen todos los años a analizar para dónde va la cosa y temen perder el poder de lo impreso por culpa de la informalidad del click que avanza y transporta a lugares de primera fuente: si hay un tiroteo en Ohio puedo ver el noticiario local en tiempo real, saltándome incluso la promesa de aquí y ahora de la CNN con sus voces y su contexto en directo.

¿Qué se puede hacer? Hay varias y esperanzadoras respuestas para las compañías de medios nacionales y mundiales. Lo primero es tener la visión de poder generar medios más específicos. Los blogs pueden llegar a ser pequeños diarios de cinco personas, con auspiciantes y otras extensiones: la televisión digital podría permitir televisar los contenidos e incluso ya los videopodcast pueden pilotear esa posibilidad. Esos blogs pueden ser llevados como adelantos de papel en calle, una calle que puede iluminarse de información para un público específico díganme que una comuna como Providencia no es una comunidad interesante, llena de lugares donde recibir información sin necesidad de salir a ningún lado en distintos soportes. Hay que cambiar la industria del periodismo escrito por la del contenido. La era de la credibilidad se acabó para ser reemplazada por la época de las marcas. Las filosofías de vida serán las que definirán los contenidos y no los poderes fácticos, que seguirán teniendo, sin embargo, sus instituciones mediales. La gente se "infoentretendrá", dándole a cosas como el video de la ardilla dramática (en YouTube como "dramatic chipmunk") la misma importancia que a un meteorito que viene apuntando directamente a su barrio. El cómo será la clave. El periodismo no se acabará, pero se volverá multifuncional: editará los contenidos generados por la gente para poder encontrar gracias a ejercicios estadísticos e intuiciones sociológicas asertivas lo que de verdad estará hot en cada momento. Al público no se le podrá imponer; habrá que aceptar sus preferencias sin más. Será, probablemente, un paraíso del neoliberalismo. Pero, al mismo tiempo, en medio de este juego habrá un lío valórico-histórico. ¿Sirve de algo lo que yo pienso como dueño o editor? ¿Estoy dispuesto a perder público o notoriedad porque prefiero poner mi configuración ética personal frente a la avalancha que viene? Son preguntas que deberán responder otros. Nosotros, los más jóvenes, vivimos sobre la ola. Y mientras usted lee este párrafo final, ya estamos jugando otro juego, sacando otra foto, mandando otro mensaje grupal vía móvil para salir a algún lado que descubrimos mirando una guía online o mirando otro video. Esta es la nueva vida.

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