20130312

Gente enferma


Resumamos la polémica: una vieja estrella de rock myspace promovida vía fotolog, resucita mediáticamente devenido en peluquero homofóbico y homosexual a la vez, pro anorexia y anti gordos. Inquietante, triste y divertido a la vez por supuesto, en especial para los medios de comunicación que se preocupan más por el personaje (un freak) que por su causa. En este caso, la discriminación que promueve.
El tipo se exhibe por los medios sin mucha condena. Más bien aprovecha la exhibición de su locura y abre tribuna. El fin termina justificando cualquier cosa.
Hay una tendencia reaccionaria a argumentar que hay gente “dejada de lado por decir la verdad”. Lo sostiene Labbé cuando dice que a los torturados “no los llevaron ahí porque estaban vendiendo leche”, relativizando daños irreparables. En este caso el muchacho, creyendo que eso está bien sostiene que todo el mundo (sorprende don telepático) piensa lo mismo.

Esa verdad vacía, de Pinochet, de Mundo Mágico, de Krassnoff para niños, es la que personalmente más me molesta. Pensar que tu verdad es la mía es autoritario. Sebastián Bernales, “Mente Enferma” en el pasado (nickname asertivo), diseña un panfleto online donde saca fotos a mujeres anónimas que no pueden defenderse. Así, se sitúa creando una ilusión de superioridad, evaluando al otro y exhibiendo el desprecio: las aludidas están atrapadas por su imagen, sin tener derecho a responder, siendo descalificadas bajo la siempre discutible figura del chiste amateur.
El asunto llego al Sernam que, para sorpresa de todos, tomó una buena decisión y demandó al mequetrefe. Esa lección antidiscriminación es un buen paso para acabar con la cultura de la irresponsabilidad: si yo digo o hago algo puede tener efecto para bien o mal. Uno no es impune cuando toma posición en un trabajo. Si espera lo contrario, es un asqueroso indolente. Y esto se aplica a toda la sociedad.
Pocas horas después el Presidente hace en una cumbre política internacional un chiste del que por lo visto es uno de sus referentes culturales: el comediante Juan Verdaguer, sobre las mujeres y sus supuestas incapacidades de comprender un mensaje, arruinando el paso adelante de su propio gobierno en materia de proteger la imagen de las damas. Pero bueno, eso es algo a lo que el Mandatario nos tiene acostumbrados y no dedicaremos hoy esta columna.
Lo increíble es que finalmente lo que les molesta a Bernales y los que lo defienden no es la salud pública. Para él y sus cómplices (silenciosos y públicos) ser gordo es desagradable por un asunto meramente estético. Es cierto: la obesidad es peligrosa, pero hemos transformado el asunto del sobrepeso en una caza de brujas en Chile, un nazismo cosmético de consumo que varios medios y cierta gente disfraza de “preocupación por la salud”, cuando en realidad joden “porque se ve mal”, cuando a veces ni siquiera depende de comer algo. Si fuera real la atención también estaríamos preocupados de la evidente anorexia de muchas modelos en la televisión ya que ese es un desorden alimenticio grave. Pero eso no sucede.
El peligro no es mente enferma finalmente, es la gente enferma que hay afuera, que quiere uniformalizar desde lo que pensamos hasta los cuerpos. Ellos hoy sufren y buscan puntos de reunión porque al final los distintos somos más y ahora tenemos voz.
Hace poco leí un ensayo en popmatters sobre el triunfo de la figura de Lady Gaga. Lady Gaga vence a la figura del zombie: reflejo de ser igual a los demás como nos quieren condenar. Los llama a ser pequeños monstruos, libres en su individualidad por sobre el uniforme. Porque al final, todo lo que les ofende a los mente enferma del mundo es de afuera: le molesta la irrupción de los cuerpos, de los colores, de los tonos de voz. Por eso hacen proselitismo de la anorexia, lo cual es aún más demencial que ser gordo y libre, con el derecho siempre a tener un peso normal. Y es que siempre se ven casos donde las personas adelgazan, pero muy pocas donde ciertos individuos dejan de ser idiotas.

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