20130323

Chateando con fantasmas


Una de las cosas tremendamente sorprendentes de crecer en la era de Internet, es la posibilidad de generar mas recuerdos que ninguna generación en la historia. Cualquiera de nosotros puede hacer una foto al día o a la hora, cuestión que para nuestros padres era imposible por el costo de revelado.
Son otros tiempos: padres de niños de nuestra epoca reunen y acumulan cada gesto de sus retoños guardándolos en carpetas digitales que se pierden o en discos duros que no existen físicamente a los cuales llamamos “nube” para sentir que es mas natural. Ya no se imprime tanta foto, pero estas secuencias pasan de pantalla a pantalla como liquido vertido. La memoria es flash. Ya no es un proceso. La automatización de los recuerdos, como una orgia de pasados presentes se vive dia a dia.
La gente cambia y por tanto envejece. Es una realidad de la que nadie puede escapar: aunque busques en la esquina del botox siempre habrá algo cayendose dentro de ti. Hay personas que piensan que, en esta era donde cada palabra se archiva y cada comportamiento queda registrado, eso es equivalente a traicionarse. Mutar vendría a ser  el peor pecado en la dictadura de la transparencia.
Hace unos días abrí mi archivo en Twitter. Esta disponible ahora para cualquiera: me alegró verme mas inexperto y pude comprender porque para algunos fui insoportable. Obviamente ver frente al espejo lo que decías, pensabas o actuabas provoca verguenza. Uno es asesino de si mismo. Si por lo menos quiere mejorar y corregirse, debe pasar por procesos y odiarse un poco. 
Pero hay algo aun mas extraño en toda esta sobrevaloración de la consecuencia ya que Hitler era un tipo sumamente consecuente y siempre será una basura racista. Para algunos parece que es bueno creer y pensar siempre lo mismo: yo no estoy de acuerdo.
Lo mas raro es la sensación de que podemos crear falsas identidades (vease Catfish en MTV) pero tambien se puede modificar tu identidad virtual a partir de ti mismo. De las imagenes de lo que fuiste. De tu vieja cara, de tu antiguo corte de pelo. Miles de personas abusan del avatar Frankestein: una creación hecha de piezas de lo que tu cuerpo fue como persona y no de lo que eres hoy como ser humano. Finalmente diseñar un fantasma para chatear.
Yo me enamoré cuando era adolescente de muchas mujeres que ya no existen. Cuando las encuentro ya no son sus mismas caras, ni sus voces las que me gustan. Me gustaban antes. Me gustaban las que ya no son. Y es que yo ya no soy el mismo y en Internet siempre vuelvo a tener sobrepeso. Lo mas loco de todo es que cuando me veo ahí no recuerdo sentirme asi de enorme. Es como un “glitch” verse una y otra vez.
 Pero me llama la atención cuando me topo con ellas en la red, y recordamos y a veces tienen las mismas caras que hace 10 años en sus avatares. Parecen sostenidas en el tiempo en su Facebook. Al fin y al cabo, han salido con otros, han sido sido traicionadas, han probado otras drogas y ahí, en la red social, el tiempo no pasa. Son lo mejor que han sido y lo que probablemente mejor sean. Son monstruos perfectos, hermosos, decadentes, imperturbables esperando la próxima aventura, el próximo bloque de bytes para subir al archivo de su vida: a su timeline.
Chatear con fantasmas es un camino de ida. Puedes pasar una noche buscando a tus ex compañeros en Facebook y vivir un documental de tu propia existencia. El otro día vi a uno que estaba en Europa y lo imagine asaltando a personas de todo el mundo: uní mi recuerdo de que era miserable humanamente, con su foto de niño hinchado por el alcohol ,con la polera de la U, cuando antes fue de Colo-Colo, afeando la Torre Eifel.
Todas esas bestias nos estan esperando. Si eres mas adulto, veras a los que tuvieron pelo, perderlo y envejecer. Las compañeras mas atractivas, vueltas señoras respetables y otras no tanto. Pero ante todo esta el choque del actor de lo que fui. Esperando siempre en la próxima pantalla ser aceptado como amigo.

20130312

Gente enferma


Resumamos la polémica: una vieja estrella de rock myspace promovida vía fotolog, resucita mediáticamente devenido en peluquero homofóbico y homosexual a la vez, pro anorexia y anti gordos. Inquietante, triste y divertido a la vez por supuesto, en especial para los medios de comunicación que se preocupan más por el personaje (un freak) que por su causa. En este caso, la discriminación que promueve.
El tipo se exhibe por los medios sin mucha condena. Más bien aprovecha la exhibición de su locura y abre tribuna. El fin termina justificando cualquier cosa.
Hay una tendencia reaccionaria a argumentar que hay gente “dejada de lado por decir la verdad”. Lo sostiene Labbé cuando dice que a los torturados “no los llevaron ahí porque estaban vendiendo leche”, relativizando daños irreparables. En este caso el muchacho, creyendo que eso está bien sostiene que todo el mundo (sorprende don telepático) piensa lo mismo.

Esa verdad vacía, de Pinochet, de Mundo Mágico, de Krassnoff para niños, es la que personalmente más me molesta. Pensar que tu verdad es la mía es autoritario. Sebastián Bernales, “Mente Enferma” en el pasado (nickname asertivo), diseña un panfleto online donde saca fotos a mujeres anónimas que no pueden defenderse. Así, se sitúa creando una ilusión de superioridad, evaluando al otro y exhibiendo el desprecio: las aludidas están atrapadas por su imagen, sin tener derecho a responder, siendo descalificadas bajo la siempre discutible figura del chiste amateur.
El asunto llego al Sernam que, para sorpresa de todos, tomó una buena decisión y demandó al mequetrefe. Esa lección antidiscriminación es un buen paso para acabar con la cultura de la irresponsabilidad: si yo digo o hago algo puede tener efecto para bien o mal. Uno no es impune cuando toma posición en un trabajo. Si espera lo contrario, es un asqueroso indolente. Y esto se aplica a toda la sociedad.
Pocas horas después el Presidente hace en una cumbre política internacional un chiste del que por lo visto es uno de sus referentes culturales: el comediante Juan Verdaguer, sobre las mujeres y sus supuestas incapacidades de comprender un mensaje, arruinando el paso adelante de su propio gobierno en materia de proteger la imagen de las damas. Pero bueno, eso es algo a lo que el Mandatario nos tiene acostumbrados y no dedicaremos hoy esta columna.
Lo increíble es que finalmente lo que les molesta a Bernales y los que lo defienden no es la salud pública. Para él y sus cómplices (silenciosos y públicos) ser gordo es desagradable por un asunto meramente estético. Es cierto: la obesidad es peligrosa, pero hemos transformado el asunto del sobrepeso en una caza de brujas en Chile, un nazismo cosmético de consumo que varios medios y cierta gente disfraza de “preocupación por la salud”, cuando en realidad joden “porque se ve mal”, cuando a veces ni siquiera depende de comer algo. Si fuera real la atención también estaríamos preocupados de la evidente anorexia de muchas modelos en la televisión ya que ese es un desorden alimenticio grave. Pero eso no sucede.
El peligro no es mente enferma finalmente, es la gente enferma que hay afuera, que quiere uniformalizar desde lo que pensamos hasta los cuerpos. Ellos hoy sufren y buscan puntos de reunión porque al final los distintos somos más y ahora tenemos voz.
Hace poco leí un ensayo en popmatters sobre el triunfo de la figura de Lady Gaga. Lady Gaga vence a la figura del zombie: reflejo de ser igual a los demás como nos quieren condenar. Los llama a ser pequeños monstruos, libres en su individualidad por sobre el uniforme. Porque al final, todo lo que les ofende a los mente enferma del mundo es de afuera: le molesta la irrupción de los cuerpos, de los colores, de los tonos de voz. Por eso hacen proselitismo de la anorexia, lo cual es aún más demencial que ser gordo y libre, con el derecho siempre a tener un peso normal. Y es que siempre se ven casos donde las personas adelgazan, pero muy pocas donde ciertos individuos dejan de ser idiotas.

20130311

Piñera: Saltar el tiburon


La crítica de televisión norteamericana usa la frase “saltar el tiburón” para definir el momento en que una serie deja de ser interesante o del agrado popular. A partir de ese instante el programa decae. El origen tiene que ver con un capítulo de “Días felices” donde Fonzie, el protagonista, hace una acrobacia acuática sobre un escualo. De ahí en adelante “Días felices” fue replanteada constantemente para dejar de perder audiencia.

El término “saltar el tiburón” es lo que pensé el viernes pasado cuando leyendo La Segunda me encontré con la historia de la gira presidencial y el momento en que el Mandatario, para hacerse el gracioso, le dice a un diputado de Los Ángeles, al acercarle un niño rubio en los brazos, “estamos mejorando la raza”.

Difícil. Conflictivo. Sin gracia. Gente de todos los sectores del país ha emitido un mensaje que se viene repitiendo de hace tiempo: necesitamos igualdad de oportunidades sin importar de dónde vengamos ni cómo luzcamos. Esas cosas no puede decirlas ni de broma un Presidente. ¿Se imaginan qué desataría una situación así en un país europeo? ¿En Estados Unidos con su diversidad racial?

El argumento que muchos imponen es que es una frase viejísima. Es efectivamente una frase vieja, pero sin ninguna intención más que remarcar diferencias y esa búsqueda de superioridad y pertenencia tan sinsentido que caracteriza al pueblo chileno. Es como esa mala costumbre de abuela de decir a las madres novatas “te salió blanquito, bonito”. Duda: ¿es mejor eso a que salga de otra manera?

Y ahí esta la duda sobre el famoso chiste: ¿existe una raza peor? En el sur con la presencia mapuche, ¿los otros serían malos?
Si es una tradición decir esas cosas y por eso alguien se ofende me parece aun peor. Qué buena es la posibilidad de aprender a no discriminar y no seguir transmitiendo esos conocimientos tan primitivos.

No hay disculpa del Presidente sobre el ítem. Y sería bueno que hubiese. Somos muchos los molestos.

Ser gracioso o simpático no es una obligación. Tampoco es necesario recurrir a lugares comunes. En eso Piñera es imparable y complejo. Y a esta altura ya no es divertido. Las Piñericosas desde hace un tiempo se han tornado tristes. Han saltado el tiburón.

El tema no fue planteado en ningún informativo. Ha sido notorio cómo el periodismo ha ido conforme avanza la era de la Alianza en el poder ignorando temas sistemáticamente hasta que la presión popular en la calle y en las redes sociales los transforma en portada. Aysén en los diarios populares fue completamente borrado del mapa para ser reemplazado por temas como “las más guapas de Viña” dando a entender que hoy para escuchar verdades debemos escuchar rutinas de Bombo Fica, tener Twitter, ver CNN Chile y meterse a Internet a escuchar online las radios del sur.

Este año la situación social se pone tensa. Detras de las cámaras de televisión en Viña la gente gritaba consignas. Es evidente que lo de Aysén y lo del norte va en crecimiento y aún no conocemos la estrategia de la Confech este año. Hay que estar muy atentos, y los partidarios del Presidente también deben colaborar ayudándole a escuchar. Sería peligroso ignorar una situación de gran tamaño. Él y su equipo tienen en sus manos la posibilidad de mejorar el país y no tomar actitudes patéticas como las de Virginia Reginatto que planea censurar a los artistas. Ese es el Chile que no queremos. El Chile donde todos los días salta el tiburón para decepcionarnos.

20130309

Memoria de la generacion Nintendo


Acabo de cruzar la barrera de los 25 años. Soy parte de una generación bisagra: la primera sin recuerdos de la dictadura. La de los hijos del trauma. Son mis hermanos más chicos, mis primos los que han salido a manifestarse. Yo alcancé a ir al colegio en ese período donde todo estaba desideologizado y el debate de los centros de alumnos con suerte era si había o no una rifa para fin de año.
Mis viejos de seguro, a pesar de que creían en que lo mejor era Pinochet lejos (impresionante fue la detención en Londres, alguien se levantaba y no le tenía susto), estaban también ya cansados. Los noventa fueron la época de la compra de casa, de crecimiento económico, de la llegada del mall, del cable. Yo soy de la generación del primer Nintendo, con el Mario y arriendos en Errol’s. Yo vi cambios e innovaciones tan inútiles como dejar el Stix Fix para pegar láminas. ¡Yo tuve tazos hermano! Yo alcancé a tener sólo el Cartoon Network para ver monos. Yo tuve una infancia feliz en bicicleta y una adolescencia en el computador intentando con el plan vampiro bajar canciones de Napster y rogando que mis tías no llamaran a la casa el fin de semana porque se me podía caer la conexión con el módem que sonaba horrible.
Cuando mi papá llegó con un computador multimedia lo primero que vimos fue la llegada del hombre a la Luna, en Encarta 95. Cuando se empezó a poner lento, trajo un disco duro de dos GB garantizando que no se iba a acabar. Yo odiaba “Mekano”. Pero ahí estaba, con todas las niñas en las salas sobre las mesas haciendo sus estúpidas coreografías. Yo fui parte de una revolución de consumo, de tecnología. Yo tuve un celular de pantalla naranja. Un Smartcom PCS. Yo cambié mi Nintendo 64 por un Playstation en una de las decisiones más dolorosas de mi vida, al traicionar a Mario que me acompañó tantos años. 
Yo no llegué a ICQ pero tuve MSN. Yo chateaba con Stark en el sitio de la Rock&pop. Yo fui y seré de los que iba al colegio con un discman. Yo alcancé a escuchar programas de noche en la radio. Yo viajaba en el furgón. Yo ya era viejo cuando fui a Blondie por primera vez y pensé que vivía la fiesta de mi vida. Yo caminé por calles donde las piedras se mezclan con el barro y cruzaba los supermercados de La Florida. Yo soy de esos que pensó que nunca iba a ver a nadie levantado enojado porque la gente vivía tan entretenida. Yo pensé también que Camiroaga era inmortal e iba estar ahí hasta viejo en la tele. Yo creí en Dios un momento y me salvó de sacarme malas notas. Y de pronto desapareció cuando capté que había que tomar un poco más de acción en la vida y no tenía todo que depender del destino. El destino no es cierto. Uno es el destino. Y ahí empecé a crecer.

Yo vi caerse Napster y ahora Megaupload. Yo vi la caída de las Torres Gemelas y pensé que iba a explotar todo. Vi la escena donde un avión entra como un cuchillo a la mantequilla en directo por la CNN relatada como novedad dentro de ese caos informativo. Yo crecí entre breaking news. Todo está pasando ahí. En la tele.

Yo creo que voy a tener hijos algún día y no sé si viviran lo mismo que yo, pero no quiero ser un viejo de mierda que les diga que lo de antes fue mejor. Quizás vivíamos más en secreto: no había cámaras captando nuestros primeros manoseos. Nos escapábamos de las cosas y nadie nos denunciaba. Era un mundo quizás un poco más libre, irresponsable, más demente, menos cuidado. Pero cada uno tiene su mundo. Ahora la gente hace cosas que quizás no me gustan, pero tienen el mismo derecho a hacerlas como yo hacía y experimentaba cosas.

Pienso eso en estos días de cambio. Creo que estamos viviendo algo nuevo, algo limpio, algo expansivo. Es un deseo que revienta en nuestras ciudades. Está aterrorizando a los que quieren conservar. Es esperanza, es también cambio. Es vivir en un país nuevo. Un país que estaba dormido entre el zapping. Un país donde hay más voces, uno que es mejor.

El porque participe de la campaña del VIH


Antes de partir de vacaciones, recibí una propuesta inesperada. ¿La idea? ser rostro de la campaña del VIH/sida que sería emitida por diversos medios a partir del 14 de noviembre. Todos sabemos las consecuencias de hacer una campaña gubernamental del tema. La polémica que trae es tan familiar a esta altura como las colas del 24 de diciembre en el supermercado o la nota de los borrachos en fiestas patrias durante el noticiero central.

 Siempre queda la idea que una propuesta creativa puede ser mejor. Al fin y al cabo la publicidad se asemeja a la tele o al fútbol: en Chile, pueblo chico, hay 17 millones de redactores, animadores de televisión, directores técnicos y así. Así que lo primero que anulé en mi cabeza fue la idea de la crítica de los otros. Teniendo en cuenta que esos otros generalmente no tienen cara. En la era de Internet a todos se les da una voz, y todavía no hay un sitio donde bajar un cerebro.

Escuché la propuesta del Gobierno. Gobierno que como han leído en estas páginas no está a la altura de mis expectativas. La decisión pintaba compleja.

Hubo dos cosas que me convencieron: la primera tiene que ver con un concepto llamado “causa país” que pasa a hacer los ítems de Gobierno asuntos de Estado y llama al compromiso. No hablamos del partido que gobierna el ministerio de Salud, si no de largos plazos. Pensar el Estado, no la militancia. Y yo creo en un Estado más grande y en el concepto de tener salud PÚBLICA de calidad. Como también me gustaría ver televisión PÚBLICA y educación PÚBLICA. Es por eso que no está lejos de mis valores: el sistema de salud garantiza tratamiento a quien tenga VIH en las Isapres. Fonasa entrega los medicamentos de forma gratuita y no mucha gente lo sabe. Es más, para responder a la polémica desde mi punto de vista estoy seguro de que más personas saben ponerse un condón y muchas menos la diferencia entre tener VIH y sida. Es por eso que me llama la atención el llamado paternalista que más se asemeja a las políticas de derecha que varios escapan. Hablar de desinformación cuando estudios sostienen que más del 90% de los alumnos en colegios tienen acceso a Internet diariamente es despreciar intelectualmente a millones de chilenos. Es pensar que 10 años de campañas no sirvieron de nada y que incluso la censura de los canales Mega y 13 no llamó la atención de nadie.

Segundo ítem para ir por la campaña: no me pagan por poner la cara. Lo cual es excelente: me dio la posibilidad de reescribir mi guión. Pregunté por qué me eligieron a mí, frente a otros que simpatizan abiertamente con el Gobierno: por ser un comunicador libre, tener opinión propia y adherir a causas. Hasta participé con el Injuv hace unos años durante el gobierno de Bachelet. Sumo para los que creen que salí de un huevo: del 2008 soy parte de una iniciativa social de VTR llamada Internet Segura. Recorro el país dando charlas contra el cyberbullying y el cybergrooming. He visitado poblaciones, colegios técnicos, escuelas básicas. Mi visión de la educación también nace desde ese rincón, pero ahí yo no necesito cámaras ni focos. Con un pendón, un micrófono, un data y un colegio puedo entregar un mensaje. Es una relación con la gente que me importa. Al fin y al cabo, ustedes me pagan el sueldo a mí y a mi equipo. Su elección creo debe ser retribuida entregando mensajes. ¿Oportunismo? ¿Rebeldía comprada? Una cosa es ser rebelde y otra un pelotudo descolgado del público. Me enferma el egoísmo. Si quieren lanzar basura los que acostumbran, la frustración siempre es amable y silenciosa excusa.

Es por eso que exigí mi guión en libertad. Pude decir lo del tratamiento. Pude expresar que si me daba positivo “me sigo cuidando”. Pero ante todo tuve la oportunidad de expresar que finalmente el VIH es una enfermedad crónica que al ser detectada te permite vivir. Como la pre-diabetes que tengo y que me obliga a tomar una puta pastilla todos los días. Y que eso es lo que se busca. Además por supuesto de cuidar de la condena social en que tanto ignorante incurre en nuestro país y hablar de la privacidad del examen para que tú no sientas miedo de ir.

Pedí una reunión con expertos del tema. Estuve con el subsecretario de Salud y su equipo aclarando mis dudas: se estima que 23.000 personas no saben que tienen sida. Pero todos los estudios también plantean que la gente sí sabe usar un condón y que los jóvenes lo usan, en última instancia, para no embarazar con quien se acuestan. Que los chilenos no somos desinformados e inocentes. Que el drama es el atarantamiento y que la mayoría de los casos se dan cuando uno se va de rosca, se pasa de copas y no se cuida, apareciendo en la mañana a lo “The Hangover”. O pruebas algo nuevo, no te gusta y encima no te cuidas.

Yo entiendo igual: muchos tenemos la idea progre de algún día ver un pene poniendose un condón en cualquier horario de la tele y penetrando una vagina o un ano con un mensaje en letras grandes que diga “Esto es lo que hay que hacer”. Pero vivimos en sociedad. Hay que hablar los temas directamente, pero en un debate inteligente, no antojadizo. Quizás ésta no es la mejor campaña (a mi parecer sigue cometiendo el error de hablar de abstinencia, una disciplina que promueve la Iglesia Católica) pero por lo menos promueve una nueva mirada que hace que el resto recuerde que también es importante potenciar el condón.

En síntesis: creo en la idea, me gusta la responsabilidad de saber que te puede pasar y que no sea un tema sanitario monopolizado para un sector de la población. Yo creo que la integración también pasa por empezar a tratarnos a todos como personas (por eso viva el matrimonio para todos, es un derecho) y no como seres que vienen de planetas distintos, en especial en iniciativas sociales.
Quisiera cerrar con un dato interesante: me cuentan en el ministerio que 11 personas fueron llamadas a participar. Sólo los nacidos entre el 80 y el 90 aceptaron inmediatamente. Breaking news: existe la buena fe. Yo creo que ya hace mal la cultura de la “conspiranoia” donde supuestamente todos estamos comprados y este diario le pertenece al grupo Bildenberg. Como yo, mis compañeros dijeron “es un compromiso” y no miraron el tema de “viene de este gobierno de derecha”.
Personalmente, hubiese participado en cualquiera de las anteriores, por lo menos había votado por ellos. Sería más cómodo, pero también es más fácil. Lo bueno es que se debate y ojalá exista una segunda rueda reforzando lo que falta. Y es que al final te puede dar sida en cualquier instante, en éste o en un futuro gobierno de Michelle. ¿Cuál es el problema?

Amigos: hay que mirar más allá del escrache. 

20130308

Pensar el camino largo.


Cuando te dicen que es más fácil agradar, cuando parece ser que a todos los resulta más que a uno, cuando las herramientas no vienen de regalo, la opción es el camino largo. 
El camino largo no es el más placentero.
Siempre la gente va y te dice “pero por qué irse por ahí. Para qué complicarse”
Y es que todo es más acogedor si haces lo que ellos quieren.
Lo que las mayorías quieren.
Las mayorías funcionan así: todos hacen lo que al otro le gusta, para no disgustar al otro.
Disgustar es ser tan único que a veces te dejan solo.
Por eso el camino largo es súper complicado.
Pero algo tiene. 
Tiene independencia, tiene libertad.
Uno a veces no se da cuenta.
Uno puede llamar a los que valen la pena. O los que a uno le agradan.
El camino corto tiene armado el listado de gente, que son los que prefieren esa vía.
La dignidad es de camino largo.
La dignidad es evitar transar con los que sólo desean establecer las vías más rapidas.
Vías rápidas para ganar dinero, para aprovecharse de la ignorancia de los otros.
Vías rápidas para hacer olvidar lo que realmente importa que es la vida humana.
Uno toma el camino largo, porque la vida debería ser larga.
Y si la vida es corta y se acaba acá, bueno, por lo menos se hizo con la satisfacción, con el amor, con el cariño que demanda cada centímetro de armar la ruta.
En el camino largo uno arma las carreteras.
A veces hace frío. A veces son territorios indómitos.
A veces no sabemos dónde se nos va a acabar el cemento.
Muchas veces nos ponen otras rutas que parecen largas, pero son pequeñas para competir con las nuestras, que tienen lo mismo, pero son superficialmente mejores. No tienen la calidad de nuestro camino largo.
El camino largo tiene que ver con que finalmente al final de la ruta está el sol, el mar, la playa y no se puede armar más. 
Pero el ser humano siempre puede crear puentes. Puentes más grandes que le ganen a los que se queden ahí. Eso es innovar.
Innovar, es el camino largo. Hacer lo mismo que hacen los mismos, el corto.
Amar y proyectar es el camino corto. Un paseo de cartón es el corto. 
Las promesas son cortas. Las realidades, como sean, largas.
Uno está obligado a crear. A expandir. Uno está condenado al camino largo. Y a veces da miedo, a veces da rabia, a veces da pena.
Pero muchas personas pasarán por ahí cuando uno no esté. Y eso es eterno. No es para uno no más.

Cualquiera de nosotros


Son días para sentirse lastimado. Una niña muere en Fantasilandia, un parque de diversiones que se volvió poco divertido. El pololo, traumado, en shock no sabe a quién recurrir luego de recibir poca asistencia. Toma el archivo y decide ir a la tele. En la tele, donde deberían existir adultos responsables, toman y exhiben el momento bajo la etiqueta "de impacto". Algo así como si alguien se suicidase en vivo y mostraran el instante donde se dispara. La secuencia recorre los diarios y se multiplica por Internet.
¿Está bien? No, no creo que esté bien. Me aburrió la relatividad. Pongámonos pantalones y definamos las cosas.
No es necesario. Por mas "dignidad" que se le trate de imprimir al momento y advertencias, eso es deshumanizar. Es considerar en su debilidad, en su espanto al otro menos que tú y por eso mostrarlo. Es volver a una persona que está mal un fenómeno de circo.
Soy un hijo de la clase media y estoy harto que ésta se exponga siempre para validarse. Es la mala herencia de Perla. Como que para salir de La Florida tienes que mostrar tus calzoncillos.
¿Lo mismo debe pasar con la muerte?
Vamos con la comida. Días más tarde otro espacio en el zapping muestra una manteca llamada "La libertad" hecha de gusanos. Con ella se hace pan. Irónico que en una sociedad de libre mercado sin control exista un producto así. Es revelador de los pocos límites. A la otra hagan una bebida de orina y la ponen en el supermercado, total a nadie parece importarle hasta que se descubre.
Todos podemos comer una marraqueta con esos ingredientes.
Todos podemos comer gusano. Tú, yo. ¿Nos merecemos eso?
Ahora, para completar el cuadro ¿Nos merecemos ser agredidos? Cualquiera de nosotros podría ser Daniel Zamudio. Cualquier pariente que tengamos. Cualquier amigo, profesor, vecino.
Ellos, los que lastiman y utilizan la violencia a favor desean imponer el miedo. Hoy son un grupo neonazi, otro, un movimiento de odio en el colegio hacia un distinto. Han impreso una esvástica en el abdomen de un hermano. Está bueno que sepan que no han logrado temor, si no más bien nos han unido a varios contra su pensamiento.
Fóbicos y agresivos, jugando a hacer justicia en grupito jamás lo harían en un uno a uno. No podrían: en su paranoia, en su fracaso, en su búsqueda de pertenecer a algo, sólo demuestran que son flojos intelectuales que se sienten superiores al resto por vestir para hacer temer, elevando una bandera que no es suya. Han motivado la indignación de muchos. Tal vez podrían alegrarse de nuestro dolor, pero eso los devela y los instala en una escala no humana.
Hay quienes piensan que hay que seguirles el juego y no decir nada. Que hay que "tener cuidado porque pueden pegar". Esa política es la que permite que nos pisoteen, nos peguen, nos hagan comer gusanos y nos graben muriéndonos para que otros se rían una y otra vez.
Exploro estos tres cuadros porque tienen algo en común que es el desprecio por el otro. Desde los medios, pasando por una empresa alimenticia y acabando en un grupo de idiotas pelicortos que se creen puros y son puros: puros pelotudos.
Ya no basta sobre estos últimos hacer un chiste sobre "son morenos y en la Alemania de Hitler no tendrían nada". Eso es jugar a su juego. Lo que hay que hacer es derechamente encarcelar a estos promotores del odio. Quien se encuentra contra la ley de discriminación es finalmente un temeroso de verse como un discriminador. Y la educación ahí, para variar, también juega un rol.
Un rol que podría salvarnos de una golpiza a cualquiera de nosotros.

20130307

Operacion Democracia


Frente a la oleada de actitudes infantiles, puentes cortados de diálogo y suposiciones fantasiosas de la realidad, alimentadaspor gente con agenda propia me permito a continuación entregarles algunas claves, que siento importantes compartir con ustedes en estas horas extrañas. Quizás no van a estar de acuerdo con algunas, pero quiero apelar a su sentido común. Sé que está escondido en varios por ahí entre la soberbia y la intransigencia.
Lo primero: hay que ir al registro electoral. El jueves 11 se ha convocado por redes sociales a una inscripción masiva. Ya descubriste cómo era la sensación de vivir en un mundo donde unos pocos mandan y pueden mover la policía y el aparato completo (incluido el servicio de transporte público, el Metro) para reprimir tus ganas de decir cosas. En países donde la democracia está dañada, y en épocas de nuestra historia reciente cuando no existió todo fue un desastre. Nuestrospadres crecieron con miedo. Llegó la hora de usar el voto como nuestra principal defensa de los intereses que necesitamos para todos. 
Lo segundo: es una pésima idea que esto se vaya a la mierda. Prefiero decirlo en esos términos si me lo permiten. Hay gente circulando rumores de muertos en redes sociales para caldear ánimos y propuestas como “esto debe terminar como lo de De La Rúa en Argentina” para pasarse de listos. Por favor: ojalá jamás vivamos momentos así por que no tendríamos cómo controlar algo así. Imagínense si quedamos después de lo sucedido el jueves 4 de agosto a manos de fuerzas policiales porque se baja todo. Han demostrado ser sumamente torpes y sin sentido. ¿Qué es eso de reprimir a gente haciendo ruido con cacerolas como si fueran turbas de terroristas? 
Tercero: asumamos las irresponsabilidades. Primero de los medios que han construido la sensación de “todos los políticos son una mierda” cuando no es así. Hay gente trabajando por los demás, en las comunidades a lo largo del país para lograr cosas. Te voy a nombrar ejemplos: Kast y Orrego. Vayan a consultar cómo trabajan a los que se han beneficiado de su esfuerzo. Y ojo con Giorgio y Camila, también voceros del descontento como del futuro de la política. Por favor Presidente: salga de la cueva en que está escondido a dar la cara de vez en cuando. Háblenos aunque no estemos de acuerdo. Bachelet lo hacía. Haga memoria: en el momento en que a Carabineros se le pasó la mano con estudiantes en la crisis anterior apareció recibiendo a Guillier y a varios miembros sociales en La Moneda. Usted la tiene completamente cerrada. Hinzpeter no puede seguir descontrolado tomando decisiones represivas por sentir control. Él es también culpable de lo que pasa. Deben entender que tienen sólo un 26% a favor y que cerrar accesos de transporte es generar microguerrillas y caos en toda la ciudad. Es hora de ser humildes frente a la gente, han estudiado para ayudarle a la ciudadanía a ser mejor ¿por qué no dejar la ideología de lado y escuchar realmente que sí puede haber una educación para todos? ¡sólo les piden acceso! ¡no más discriminación! ¡Que la partida de la vida sea un punto para que todos se superen!
Finalmente a los profesores: dejen de tener a un representante racista e incapaz como Gajardo. Gajardo es a los profesores lo que Arturo Martínez a la CUT. Puro daño y torpezas.
Cuarto: Me importa un carajo que me den los fanáticos de siempre. Creo que es hora de comenzar a dar la cara. Si eso me cuesta que un grupo de alocados me deteste, de corazón: a la mierda. Esto es por la democracia. Es hora de madurar nuestras ideas, buscar líderes y dar de todos la intención de un espacio. Que ojalá lean esto en el Metro y les pasen la columna en La Moneda. Hay que escuchar a la gente. No la sigan hiriendo.

Perdieron todos

Vamos por año con la abstención desde la vuelta a la democracia: 1992 resulta con 21%. El ‘96 sube al 26%. El 2000 llega el siglo con 31%. El 2004 explota a un 38%. El 2008 se eleva a 42%. Ayer, 28 de octubre de 2012 supera la mitad y hace historia: 66%.
Ellos son la nueva mayoría. Los desencantados. Los que sienten que tomar acción es algo que no les corresponde, ya que no tienen ningún poder realmente.
Todo esto es culpa de muchísimas malas costumbres de la clase dirigente: el cosismo es una de ellas. La falta de ideas con esas caras que esconden lo que piensan los partidos otra. Lograron volver la política un producto y ya les dejó de gustar. No sólo cambiaron el canal: apagaron la tele. Eso es grave. Destruyeron la esperanza. Está en punto cero.
Y perdieron todos los políticos, el Gobierno incluido por las pésimas políticas de educación cívica. Nadie tiene muy claro para qué servía meterse a Servel.cl si no era para recibir la mala noticia de estar obligado a ser vocal. ¿Qué es la Concertación? ¿Qué es la Alianza? ¿Qué es el binominal? No están enterados. No están invitados. Los ciudadanos están subvalorados por los tipos que buscan que los quieran.
La derecha fue la que instaló este modus operandi: el espectáculo. Todos los siguieron, no nos mintamos. El punto es que en este turno la gente no fue por los tickets. Labbé, en su modelo de “mire, quizás usted me relaciona con la violación de los derechos humanos, pero tengo lindo los jardines”, es la expresión máxima de pensar así. El tema es que la Concertación también ha hecho algo similar. Se les fue de las manos el poder por pensar que todo es forma y no fondo. Por eso si vuelve Bachelet va a tener que pensar en más que ir por el modo mamá, por el modo programa. Por la idea. Por todo lo que han tratado de evadir. Se acabó la era de los envases si realmente desean estar conectados con los movimientos que avanzan, crecen. Con los que se han tomado en serio los debates.
Y eso es el gran asunto: este país está creciendo sin la mirada de las autoridades. Es el momento de ser sinceros: ya nadie se entera de las cosas como lo hace el poder. La gente no les lee los panfletos. Se entera con el otro por el celular. Lo loco es que el poder es más ideologizado (o sea, cree en fórmulas para solucionar la vida de todos) que las personas de a pie, que en las incertidumbres quiere mirar a los ojos a los otros. 
A esta hora lloran Labbé y las Argandoña, desmantelados nada más y nada menos por las redes sociales. Las redes quizás no cambian, pero ingresan las ideas en las que ellos no pueden interferir. Y esas ideas pasan a través de conversaciones humanas.
Estamos frente a un momento muy interesante, en el que todos tenemos que participar de otra manera: entregando espacios para que se generen los diálogos. Diálogos que construyan un país de verdad, en el que todos estemos integrados. Ya que los que no lo están ya dieron el paso al lado. Y son más que nunca. Más que usted que está tan cómodo mirando cómo la vida pasa. 

20130306

Aprender a elegir

Vivimos en una sociedad donde cualquiera puede criticar, dejar un comentario y quejarse, hecho único en la historia y muy positivo por lo demás: ya no estamos tan solos cuando puteamos contra la injusticia. Pero sucede un fenómeno muy interesante, que tiene que ver con los humanos.
Cada día me convenzo más que no tenemos la capacidad evolutiva en nuestro cerebro para procesar la información que nos rodea. Un ejemplo: la cantidad de pruebas científicas que decían que no iba a pasar nada el 21 de diciembre de 2012 y la buena cantidad de incautos que estuvieron pensando que el planeta se iba al carajo: lo único que sucedió fue una nueva comprobación que este país es un poco de cartón piedra, ya que cuando llueve todo colapsa.
Los medios masivos aún siguen reuniendo gente para que esta escupa sus quejas sobre la calidad de los contenidos que emiten. Al final sienten que por ver los comerciales tienen todo el derecho a exigir que éstos sean mejores, sin aún tener claro qué es bueno o malo: van a volver a ver la misma basura. Ésa es la apuesta que hacen.
El punto es que esto ya no pasa por los medios de comunicación. Pasa por la audiencia.
Usted es parte de esa audiencia. Cuando toma este diario o elige un canal determinado o una radio o vota a un partido. El truco es que nadie lo está obligando a tomar esa opción.
Pero nadie te enseña a elegir. Realmente nadie te enseña a usar casi nada. Ni la TV ni menos Internet. Me doy cuenta de eso observando los videos de YouTube más seleccionados. YouTube es un medio masivo en Chile, es cosa de ver cómo se concentran los hits en temas que llegan a la portada de diarios populares como éste. El punto es que dentro del mismo sistema hay documentales, películas completas independientes, noticias internacionales con explicación. O sea, si hay una “mejor tele” (esto es relativo para quien) esta ahí. Y encima se puede transportar.
Hay un aparato llamado AppleTV. El Apple TV cuesta menos que una consola de videojuegos. Si usted tiene un iPhone o un iPad puede proyectar al televisor la pantalla que ve pequeña. O sea, usted podría leer un texto o ver un video de YouTube sobre el tema que realmente le interesa o armar su propia MTV como le gustaría que fuese (cuando se pasa quejando de MTV) sólo con presionar un botón. Y encima puede jugar. Y ver películas por suscripción. Y está ahí.
Está en la tienda de su mall favorito. Pero usted sigue insistiendo en ver lo que no le gusta. En ver eso que valoricamente le parece que “debería cambiar”.
Y ahora viene el segundo discurso a combatir “es que no es para todos”. Y ahí yo tengo mis dudas: hay bibliotecas vacías en todos lados, y en los barrios populares muchas veces están mejor equipadas que en otros lados. El drama es que nadie enseña a usarlas.
Y aquí esta mi mensaje de fin de año, y espero que se lo graben a fuego, en especial ahora, donde viene una temporada política interesante: si nosotros no nos informamos, si no aprendemos a elegir y a enseñar a otros a ver más de una opción en todo tipo de cosas, va a suceder la situación de siempre. Si nosotros reducimos nuestra participación a sólo ir a hacer la raya, también. 
Si no sacamos de nuestros bolsillos dinero para aportar a fundaciones que quieren cambiar las cosas, no esperemos que suceda un cambio. Y lo mismo pasa con los medios: si sigues viendo basura y quejándote, ellos no van a cambiar nada. Van a seguir llamando tu atención para que tú, dedicándote a rabiar, pierdas tu tiempo y no busquen otra alternativa.
No me vengan con que eso no va a cambiar: las Argandoña y el asunto de las encuestas y sus resultados en el mundo real fueron más que interesantes este 2012.
El año 2013 será para aprender a elegir realmente. Para exigir reformas y debatirlas. Para mejorar lo que nos rodea. Y para eso hay que aprender. Y estar dispuestos a ello. Felices fiestas.

20130305

Grandes fracasos


“No me gusta la idea de que vuelva Bachelet. No me gusta la idea de que vuelvan estos tipos, con su asqueroso juego de superioridad moral”, reza un amigo mientras caminamos por Parque Bustamente. “Van a volver peor que nunca. No van a cambiar nada y la gente suma y suma expectativas”, declara. 

Mi amigo no votó por la derecha. Mi amigo anuló, como yo también lo hice en segunda vuelta. No quisimos ir por Frei. Sentimos que era un fiasco votarlo, que no nos correspondía. Que ya era la confirmación que esta gente creía que iba a ganar porque sí. No por algún buen motivo, no por alguna esperanza de cambiar las injusticias del modelo. Yo la primera pasada hace años la hice por MEO. Fue un voto protesta. Fue un intento de dar una lección a esta gente. Pero no sé, parece ser que no aprenden mucho sobre si se equivocaron o no. No han pedido disculpas por sus errores. Yo de ese lote, a esta altura respeto sólo a Francisco Vidal. Vidal dio la cara cuando todos estaban escondidos. Pero hay que admitirles una cosa: son unos genios electorales. La apuesta de que la ex Presidenta no hable hasta marzo es brillante. Finalmente saben que ustedes amigos lectores olvidan todo: ¡viene el Festival de Viña! ¡y otra versión del reality!

En segunda vuelta en aquel entonces ganó Piñera. Si hacemos la lectura más brutal éste no ha sido un mal Gobierno. No sé si vivimos la fantasía del pleno empleo pero es cosa de analizar cómo van las cosas en el vecindario. Pero también fracasaron en algo importante, en algo que se les va y es un problema más grande que ellos: en su comunicación. Esto no es sólo un asunto de dinero, es un tema de sensaciones, de confianza. Y ellos, con un especulador (en todos los sentidos posibles) al mando no logran generarla. Es tremendo.

Este hecho es histórico y ya lo hemos tocado aquí, pero es impresionante cómo la derecha chilena no despierta empatía popular. No generan ningún cariño. En cualquier país del mundo un gobierno que pasa por un terremoto, saca de forma extraordinaria a un grupo de seres de un accidente bajo tierra (alabados globalmente) y vive un atentado con muertos, encima con una situación económica arriba, es amado. Aca no bastó. Y no bastó por el siguiente problema: la desconexión. La actitud asquerosamente patronal que tienen. La ondita de los mejores, cuando ellos no han sido capaces de volver mejores a otros. De arreglar situaciones como la de la educación. Ahora, al final de sus días en La Moneda apuestan por gritar a los cuatro vientos que ellos a diferencia de los otros “hicieron algo”. Bueno, cuando el país gritaba en su cara cambios por la educación realmente no hicieron nada y tendieron a confirmar un discurso absolutamente en contra de los intereses de la ciudadanía, para la cual finalmente gobiernan y son los que los eligen. Les falta caminar por la calle, conversar con el taxista, tomar el autito e ir de noche a un lugar más lejos de su casa con aire acondicionado. Les falta meterse de un momento a otro a un colegio público sin ventanas. Les falta hacer cola en la salud. Les falta comprender el Chile al cual escapan porque de alguna manera, en una esquina, se sienten culpables de eso. Y ahora que están ahí, obviamente no los iban a premiar.
 
El argumento para que Piñera ganara en su momento era “para no ver a los mismos”. Si tú preguntas hoy por qué la gente quiere que vuelva Bachelet es “porque no queremos a la derecha”. O sea, la masa no sabe qué carajo quiere. Y eso es peligroso porque es un fracaso de todos los que están ahí.

Es un fracaso ver a Matthei diciendo que siente empatía por un paro de camiones. Nadie en el mundo confía en un gremio que puede mandar al carajo al país si lo desea. Pero finalmente ese fue un adelanto de lo que viene. Con quiénes van a asociarse y tomar acción el día en que estén fuera. Todo esto es un fracaso generacional y creo que finalmente tienen que dar paso a sangre nueva, a proyectos nuevos. Estos tipos, los de todo bando, tienen demasiados traumas, demasiada deuda con sus miedos. Es hora de gente realmente nueva. Ojalá por el bien de todos los que se han repetido el plato en esas organizaciones en algún momento den un paso al lado. Y los que han heredado el trauma, que también lo hagan. Hay que refundar de alguna manera este país.

Todos los dias es navidad en Polonia

El Invierno polaco es como un especial de navidad eterno. En las calles, los adornos y las luces aun rememoran el paso de Santa Claus por aca. Estamos a pocos días del retorno a clases de los Universitarios y del inicio de los intercambios en Europa del Este. A mi lado, en el restaurant Zapiezek - suerte de McDonalds de la comida local - esta Rosa y Leo, quienes vienen de Mexico a estudiar y me invitan a tomar un brebaje de naranja, limon, clavos de olor, miel y vodka caliente. Aca todos beben alcohol 24 horas para temperarse y sobrevivir a los 15 grados bajo cero que podrían eliminar tus dedos si no usas guantes.
Cuando eres turista conoces gente al instante si habla tu idioma. Yo llevaba días sin escuchar el lenguaje español, hasta que salude a Rosa y Leo en Ingles. Al escuchar como hablaba obviamente cambie el switch. Es un rito saludarse y conversar con los que se parecen a los tuyos y todos los latinoamericanos pasan a ser tu familia en un viaje. Es el instante donde vuelves a casa de sorpresa. Los conocí al pedirles una foto en el viejo barrio de Varsovia, cuya caracteristica es ser protegido por la UNESCO y destacado por su reproducción casi exacta despues de los bombardeos de la guerra. Todos los adultos tienen cara de haberla vivido. La pena no se va.
Rosa y Leo tienen de guía a Nikki. Nikki es un chico de tono duro pero buen corazón que nos saca de paseo por esta ciudad. Al prender la radio del auto, parecen los ritmos sacados de Vladivostok FM: La radio del Grand Thief Auto 4. Rap mezclado con cantos en polaco clásico.
El Mall del centro de Polonia se parece a Epcot Center en su forma, y tiene lo que hay en todos los centros comerciales del mundo, pero con una condicionante especial: los precios en comparación al resto de Europa. Es por eso que muchos toman los aviones de bajo coste como Ryan Air para comprarse todo. Ryan Air es como un Bus con alas, donde te cobran mas si llevas peso y no existe ninguna comodidad: los asientos no son reclinables, cuando aterrizas suena una bocina tipo Windows 95 que recuerda los escasos atrasos de la aerolinea y la comida se te cobra. Incluso a veces hacen Bingos para ganar un auto que nadie se lleva. Por lo mismo son vuelos extremadamente baratos que son perfectos para moverse de un punto a otro de Europa.
Nikki, nuestro guía, nos habla un poco del ambiente y de como se llevan con los visitantes de otros paises. “Aca no hay buena onda ni con los Rusos ni con los Alemanes. El problema es que a estos últimos en los colegios les enseñan poco y nada de las atrocidades que hicieron en la guerra. Por eso, hay algo de distancia”. Confiesa mientras cae la nieve. El museo del alzamiento del ghetto de Varsovia y los monumentos recuerdan a cada momento el dolor de epoca.
Yo estoy aca, y pienso en Chile. Y pienso en las peleas, y en los vecinos, y los cantos pelotudos que nuestros marinos hacen para enorgullecerse de la posibilidad de matar y la humanidad. Pienso en eso, y pienso en la pequeñez del mundo ya que no se hablar polaco, pero me defiendo en el inglés. Inglés que alrededor de este centro comercial refleja el mundo que conocemos tu y yo. Que es el mismo en casi todos lados: en cada aeropuerto, un Frapuccino. En cada bar, una Coca-Cola Light. En cada tele la BBC, la MTV, Al Jazzeera y la CNN. Cambian los museos, cambian los paisajes, cambian los lenguajes. Pero siempre estamos en casa. Trate de comprar revistas en el aeropuerto y ya las tenía en el iPad. Trate de buscar un recuerdo y estaban todos en mi camara, compartidos y mezclados con los de otros conectados. No se si ya es bueno comprar recuerdos por lo mismo en los viajes: los mejores se guardan en el corazón.

20130304

El drama de ser adolescentes eternos


Hay algo peor que ser viejo: ser joven para siempre. Es una practica muy extendida por el mundo, y en esta epoca mas aun: en Europa los treintones no dejan de vivir con sus padres, mezcla de incertidumbre por el futuro, bajos sueldos, crisis economicas y la extendida practica de postular a becas y posgrados.
El ensayo de Meredith Haaf titulado “Dejad de Lloriquear” (Alpha Decay, 2012) muestra el lado no simpatico y mas bien decadente de todo esto: principalmente el miedo a todo. En uno de sus puntos mas notables plantea que la mania por continuar los estudios universitarios tiene que ver “con el mejoramiento de uno mismo, y no del colectivo”. Fuerte. Vivimos como generación los nacidos entre el 85 y el 95 la mejor juventud de la historia, pero por lo mismo la senectud mas insegura de todos los tiempos: calentamiento global, conflictos del modelo economico y ante todo la sensación de no ser relevantes en un mundo con mucha gente haciendo ruido por redes sociales.
Una de las mejores miradas del libro es sobre el boton Like y la no existencia del “No me gusta”: estamos mentalmente llamados a “construir” y por tanto ninguna critica es bien vista por la masa. O por la gente que milita en ella, que no es toda por supuesto.
La que no milita en ella, y tiene formación y cerebro, culpa de su individualismo desatado, que no es culpa de ellos, si no de su casa prefiere validar la estupidez para no pasar el mal rato y para simpatizar. Antes se hacía resistencia. Antes parece que había moral. Antes los buenos y los malos no eran reemplazados por un “que importa”. Ahora se transa solamente. Parece ser que si nos grabaran y vieran nuestros discursos de un año a otro cambian mucho. Y aunque seamos liquidos, eso tiene un solo drama: existe la posibilidad de evaporarse humanamente y no influir en nada de verdad.
¿Por que paso eso? Según Haaf es el efecto de mucho padre separado. Mucho miedo al conflicto por ver uno incierto y terminal en frente. Por eso el truco de muchos, sin darse cuenta es la victimización: se dicen cosas que hieren o molestan y cuando se increpan recurren al truco de “ser el mas debil” cuando no lo son necesariamente.
Nuestros muchachos y muchachas se sienten cansados todo el día de descansar y saltan de trabajo en trabajo buscando nuevos sueldos hasta que el boom minero latinoamericano nos explote en la cara y de pronto o nos dejen vacios sin recursos naturales o peor aun: nos quedemos sin dinero y tampoco sin desarrollo de ideas por esta cultura monotona. En todos lados el panico a tener hijos con eso perder toda libertad es evidente. Los valientes que se atreven saben a lo que me refiero: son visto como una cosa extraña y hasta por algunos, rechazable. Pero los que lo rechazan viven con el susto de ser mas pobres que sus papas, entrampados en las logicas de endeudamiento que lo unico que te obligan es a obedecer para que no venga nadie a quitarte lo tuyo que te ganaste con tanto esfuerzo, pero tampoco es justo. Estan por todos lados: son el cajero que estudio de ingeniero, el periodista que tiene que escribir para obreros de 5 años mentales en sus titulares, el arquitecto que pitutea haciendo trabajos para mantenerse en pie, luego de su tercera practica sin pago. Y es entendible que esten molestos y dolidos, que sientan que fueron estafados.
La vida no es solo trabajar ni resultados sobre el exito. Es mucho mas. La vida es algo que uno debería intentar controlar todos los días y aprender que no valen tanto los reflectores, si no mas bien las ideas y el trabajo con el tiempo. Y el atrevimiento tambien. El dejar de pensar que nos tienen regalar las cosas y tambien dejar de creer que nos merecemos de la nada un mundo promesa de nuestros papas. Como plantea “Dejad de lloriquear” como arenga, salir de nuestro pequeño nido de miedos a intentar conquistar el mundo. Y tratar tambien de buscar cierta cosa parecida a la esperanza.